La idea consiste en adquirir cierta cantidad de bicicletas, todas iguales y fácilmente identificables, cómodas, atractivas, pero sobre todo prácticas. Y luego ponerlas a disposición del público, en un lugar con gran afluencia de visitantes que necesiten y puedan hacer uso de ese medio de transporte, por un módico precio por hora, o incluso por día.
El alquiler o renta se cobrará por adelantado, con cargo extra por retraso de más de 30 minutos (por ejemplo) de retraso, e incluso se podría pedir un depósito pequeño para cubrir cualquier posible daño de la bicicleta. O bien, en aras de ofrecer menores trabas y costos a los clientes, se podría asumir esos gastos y riesgos.
Una o hasta dos docenas de bicicletas (depende del tamaño de lugar donde se instalará el negocio y la afluencia prevista de clientes) podría ser suficiente para iniciar esta empresa. Un pequeño kiosco o una cómoda silla en donde sentarse mientras se espera a los clientes, y un racket especial (mueble metálico para acomodar las bicicletas), completará la inversión necesaria para llevar adelante este bonito negocio.
El tipo o tipos de bicicletas a adquirir dependerá de las características del lugar donde serán utilizadas; como se mencionaba al inicio, podría ser una plaza, caminos rurales, alguna avenida, o simplemente la ciudad. Por supuesto, el alquiler o renta de las bicicletas deberá incluir el uso de cascos, rodilleras y otros elementos de seguridad. También podría ofrecerse artículos como tarjetas postales del lugar del que se trate, y otros tipos de recuerdos o souvenirs.
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