"La basura de un hombre, es el tesoro de otro". Este viejo refrán es más válido hoy que nunca antes. Prácticamente todo tipo de desechos sólidos, cualquier tipo de basura que se genera en casa, puede convertirse en dinero contante y sonante.
El negocio del reciclaje de basura, consiste en la recolección, transformación y tratamiento de materiales varios que pueden ser utilizados de nuevo, tras un proceso mediante el cual se les limpia y prepara nuevamente para su uso. Esto resulta en un gran ahorro para la industria y la economía en general, debido a que se evita invertir recursos en producir materiales, y tan solo se gasta una fracción del costo en su preparación para reutilización.
Los materiales reciclables más comunes son: papel, cartón, plástico, metales (aluminio, cobre, hierro, estaño, bronce, etc.), caucho, madera, etc. Para un pequeño negocio dedicado al reciclaje de materiales, la actividad implica la recolección de los mismos, típicamente en vertederos (basureros), o bien casa en casa o en centros de acopio. Puede iniciarse con el simple hábito hogareño de clasificar los distintos tipos de desechos que se generan en casa, según los materiales de que estén fabricados, para llevarlos al centro de acopio más cercano y convertirlos en unos cuantos dólares.
En un nivel un poco más serio y organizado, un patio grande en donde poder acopiar los materiales, que se pueden comprar por kilo o libra a recolectores o simplemente a los vecinos, bastará para empezar. Separar los materiales por tipo, limpiarlos y luego trasladarlos a aquellas empresas o industrias que están equipadas para su procesamiento industrial, puede convertirse en una excelente fuente de ingresos.
No únicamente la recolección de materiales diversos susceptibles de ser reutilizados, puede convertirse en un negocio. También el hecho de transformar preliminarmente algunos, para darles otro uso distinto del que tenían originalmente pensado, puede ser una buena fuente de ingresos, tras su venta. Por ejemplo, convertir un viejo guardarropa para bebés, en un semillero en el cual cultivar flores en el jardín; unas viejas botas en maceteras de colores, unas botellas plásticas de bebidas gaseosas en bloques de construcción para un pequeño cobertizo, etc.
La imaginación es el límite, cuando se trata de reciclar materiales, para venderlos tanto como simples materiales recolectados (venta por kilo o libra) como para transformarlos en nuevos, bonitos y útiles objetos de uso cotidiano, cuya venta puede representar interesantes ingresos extra al hogar.